Ayer fui a verte y parecía otro lugar.
Pasillos multicolores, jarrones resplandecientes, muchas...muchas flores y una infinidad de velas encendidas.
Cuando hace apenas quince días, todo era desértico, sin vida, ni vivos. Un lugar olvidado y de olvidados. En verano, el calor abrasa la más pequeña hierba que intenta crecer. Un sitio al que acudo desde pequeña cuando no me encuentro bien, allí me siento tranquila. Unos metros cuadrados, lejos del mundo, donde no me puede pasar nada y donde nunca ocurre nada.... Me pierdo en los pasillos, coloco flores caídas, recojo trozos de cristal esparcidos, velas deshechas. Ahora, voy a verte, te pongo incienso, escuchamos música, pienso monólogos...observo tu sonrisa fijada y tus ojos mágicos a la espera del más mínimo movimiento.
Y sangro.
En esta época del año, ese lugar es diferente. Multitud de gente está de visita, limpia tumbas, trae flores y enciende velas. Trescientos sesenta y cuatro días al año sin acordarse. Cuatro estaciones descuidando a personas que compartieron sus vidas. Una eternidad para los olvidados.
¡Qué más da ya que tenemos un día al año para celebrar a los muertos!.
Y sólo puedo sentir rechazo hacia esto: cuando ayer me encontraba a esas personas visitando, limpiando, floreciendo, y encendiendo...les hubiera gritado : " maldita mediocridad la del ser humano". Lo que hace un individuo con tal de no tener nada que reprocharse y no sentirse culpable . Y me pregunto si las tradiciones no son una excusa para tapar nuestro egoísmo, si no son el reflejo de que a medida que pasa el tiempo se esfuman principios y sentimientos.
"L'ombra feixuga" Mishima
Porque a ti tampoco te gustaba esta época del año. Nunca entendiste la hipocresía de la gente ni el cumplimiento de las costumbres. Alma salvaje siempre a contracorriente...
Así que el uno de noviembre, no te llevaré flores.