Y ahora vuelvo a enfrentarme a qué sé yo...
12 horas en un hospital, y la única persona "madre/padre" que me queda, se tambalea.
Sé que no perderá el equilibrio, ella es más que fuerte, una superhéroe nacida en 1936.
El comienzo de la Guerra Civil era un presagio de injusticia y suplicio.
No quiero perderme en su vida en este momento, porque entonces me ahogaría en ese mar de impotencia y me preguntaría "¿por qué tanto dolor?".
Pero dime, ¿cómo no tener miedo?
Miedo a que se vaya, también, esa maravillosa mujer que no ha sabido educaros y que, sin embargo a mi, siempre me ha dado todo.
Mi primer pilar, la raíz más sólida que poseo.
Me encuentro de nuevo perdida y al acecho de la más temible sombra.
Paralizada al pensar en ese vacío tan grande que nace cuando otro expira.
Necesito que viva otros cien años más. O volver a nacer. No lo sé.
Pero no quiero que se vaya, porque entonces, pasaré a ser el pilar de otras personas y sinceramente, no sé si estoy preparada.
No es justo, ¿sabes? Tengo la sensación de andar sobre un hilo a punto de quebrarse. Pero tal vez, sea yo,
la que se desequilibre y caiga.
Así que vuelvo a pedirte una señal, hazme sentir que no estoy, ni estaré sola.
Hazme creer que esto va más allá. Porque...
Quiero que me compre las primeras fresas del mercado para siempre.
Edith Piaf "Je n'en connais pas la fin"