Me debatía entre sudores y fiebre...y al final me venció el sueño.
Es algo muy raro, vuelves a vivir.
Yo sé perfectamente que no puede ser, sin embargo creo en el milagro.
Y estás tu, en esa entrada de hospital conmigo.
Te quedas fumando, te lanzo un beso, y sobre todo me aseguro volviendo la mirada unas ochenta veces que sigues ahí.
La secretaría, me reconoce por haber estado unos meses antes firmando tu declaración de muerte
y me pide la documentación...se me ha olvidado, la tienes tu y se lo digo.
Me pregunta, aturdida, si no habías fallecido en junio...digo sí claro...y maldigo mi estupidez ante sus ojos...porque no quiero que se dé cuenta, no quiero que descubra mi milagro.
Si las personas ajenas se enteran, romperán el hechizo.
Salgo, me dirijo al banco donde te habías quedado. No te veo.
Corro por el parque, entro de nuevo.
Ando sin rumbo entre enfermos y pasillos...
miradas inquietas y burlonas, ecos de voces malvadas...
¡No! Te has esfumado...no puede ser, estabas aquí, no tienen derecho a arrebatarte una vez más.
Sin saber cómo, me encuentro en una sala, hay un enfermo tapado...y ese insoportable ruido detrás de mi.
¿Qué está pasando? cierro la puerta, me acerco...
Te veo, estás tumbada en esa camilla de hospital y te grito..¿Qué pasa?
Me contestas débilmente "no sé, he vomitado".
Sentencio: "No te preocupes, vamos a salir de aquí."
Y entre fiebre y sudores, me despierto llorando.
Dudo los primeros segundos, has vuelto...?
y el frío...
y el dolor desgarrador...
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