Sola, planta amputada de sus raíces, sigue viva.
Se obstina y consigue absorber el oxigeno que precisa.
Sus recuerdos, sus sueños, sus experiencias quedan atrapadas en su tela de araña vital,
un territorio frágil y confuso donde a veces ni ella se siente protegida.
Y entonces aparece, y sus alas gigantes la envuelven, como un pájaro benevolente.
Amparo inesperado.
Aparece, y sólo con su voz,
ella tiene la sensación de que no puede pasar nada malo.
En la burbuja que crearon, nada puede herirla. Nada puede hacerle daño.
Tal vez no sea sano no sentirse segura únicamente con ella misma...
Tal vez...
Pero sin motivo razonable, necesita esa (pr) esencia para poder avanzar tranquila.
A veces, nos encontramos con personas cuyas raíces en algún momento de la historia se mezclaron con las nuestras. Afortunadamente.
León Benavente: "Ánimo, valiente"
Y con el paso del tiempo, las plantas ya más bellas y viejas, habrán ido clavando aun más sus raíces pero a su vez una le susurrará a la otra que se de cuenta de que ha avanzado sola, de que no le necesita para crecer aunque ambas estén siempre juntas.
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