Minutos más tarde, la actualidad se despliega ante tus ojos todavía hinchados.
Tu café humeante empapa de calidez esta fría madrugada, te gusta este instante del día aunque pensar en la rutina te niebla un poco el horizonte. Admites que tu ritual matutino hace que el día que queda por venir se haga seguro.
Te entiendo.
Echas un vistazo a tu cartera de profesor artista, está todo, sales de casa y comienzas la primera clase de la semana.
15 minutos más tarde.
" ¿Puedes venir a sustituirme?
- Claro, ahora mismo voy."
Entro en tu clase, tus cosas están sobre la silla, palabras sin sentido me aturdan, " porque mi novio" (pero si eres una niña adonde vas con novio..?), "qué cutre su camiseta"...y tantas cosas que parecen importantes y que me resultan molestas como las moscas en verano a primera hora de la mañana.
Apareces, tu rostro...qué ocurre?
"Me tengo que ir.
- Vale. No te preocupes.
- Ha muerto mi madre..
- Joder...
Me miras.
- joder..lo siento. " (es lo único que se me ha ocurrido.)
Te vas. Me quedo, pero ida. Y aunque me conozcas apenas, te prometo que sé lo que sientes, te compadezco. Sé cómo te sientes. Sufro contigo, ser insignificante en mi vida. Y sé que esto tampoco aliviaría nada si lo supieras.
Me surgen preguntas absurdas: "¿es el mismo dolor a los 55?", "por qué no te has derrumbado al instante?", "¿te lo esperabas?".
Interrogaciones idiotas, lo sé, pero mi vía de escape, por no derrumbarme a mi vez.
Pero ahora es diferente, estoy sola y me quite la máscara hace rato.
Sigue doliendo, mucho.
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