Dudaba si escribirte o no hoy, después de todo, desde pequeña te he celebrado tu día según el calendario de nuestros vecinos del norte. Quería esperarme nuestra fecha ...pero han sido muy pesados estos días.
Es tan duro soportar la felicidad ajena, tan duro tener que aguantar las lágrimas cuando por la calle o en la tele, me topaba con las estrategias comerciales "¡si vienes con tu madre, te regalamos ....!" al igual que para los muertos, parece que sólo tenemos un día para celebrar una madre.
Y me pregunto ¿qué pasa en los colegios cuando piden a un niño poner todo su amor en la creación de un regalo cuya destinataria ya no está? ¿Qué pasará cuando mi hermano pequeño dentro de un mes se encuentre en esa situación? ¿Por qué existen esos días? ¿Día de la madre, día del padre, día de las abuelas (en Francia), día de los muertos, día de Jesús, por qué? Por temor al olvido? No creo que el ser humano sea tan ético, supongo que queda bien tener un día para cada cosa...supongo también que a Don Consumo le debe salir una gigantesca sonrisa irónica al ver como corremos de un lado para otro en busca de la ofrenda.
Con tu viaje, creo haber aprendido que no podemos esperar. Que mostrar sentimientos y pensamientos no es cuestión de tiempo, ni de seguridad...que sí existen, es para transmitirlos antes de que sea demasiado tarde.
Así que, aunque ya haya terminado "el día de las madres" y a pesar de que sea demasiado tarde para mí, necesito decirte (sólo por si acaso) que todos mis días son y serán tuyos. Bonne fête Maman.
A veces aún me sorprendo diciéndome: “No se te olvide contarle esto a mamá”.
Albert Cohen, Le livre de ma mère.
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